lunes, 30 de julio de 2012

En la habitación a oscuras

Caen las hojas marrones,
las verdes aún aguantan,
amarillas y rojas,
sobre los adoquines húmedos
de las calles mojadas.

En la oscuridad nocturna
del callejón intransitado
se dejan oír los pasos
de unas botas viejas
del color de la penumbra.

Cadencia lenta de pasos
en la noche oscura.
Cadencia lenta de abrazos
en la habitación a oscuras.

Más allá del frío,
lejos del callejón intransitado
por el que se dejan oír los pasos,
un corazón abraza a otro
del que responden los labios.

Y en el calor del hogar,
en una habitación a oscuras,
se dejan de oír los pasos
de unas botas viejas
por un callejón solitario.

Y mientras tanto caen las hojas
marrones, las verdes aún aguantan,
amarillas y rojas
sobre los adoquines húmedos
de las calles mojadas.



Granada, 8/7/12.

martes, 24 de julio de 2012

Cuentos del mundo: El zapatero y los duendes

Historias, cuentos, leyendas...la literatura es mucho más que la lucha interna del ser humano contra su destino, es mucho más que escribir para perdurar o para liberarse. Es el alma misma de los pueblos. Los pueblos que cuentan con sus propias historias, con sus propias leyendas, son los mismos que pueden presumir de sus raíces y depositan en ellas los valores que los mantendrán unidos en el futuro.

Hace algún tiempo comencé una serie titulada "Cuentos del mundo" a través del canal Globoviajero en Youtube. La misma , sí, que ya he anunciado en otros blogs.

En esta serie recopilo cuentos populares que traduzco o adapto para darlos a conocer. El primero es un cuento italiano más conocido por los hermanos Grimm: El zapatero y los duendes.

Aquí va, como el caballo de copas...



jueves, 19 de julio de 2012

El ángel de la sonrisa

Sigo rescatando para este blog los textos que publiqué hace ya tres años en Literatura en Volendam. Espero que un trienio después sigan gustando...

"El aroma de claveles y geranios te envuelve en el frescor de la noche de verano que ahora contemplas desde la pequeña plazoleta que da al valle. El silencio es absoluto. Sólo la eterna soledad hace compañía a las estrellas que te sonríen, cómplices, desde el oscuro cielo. El pequeño riachuelo del valle, corriendo incansable hasta un final sabido de antemano, refresca el ambiente para que los mismísimos ángeles bajen a descansar.

Tu corazón comienza a latir con más fuerza, el aroma de los claveles te impregna la lengua y te hace vibrar. Hay algo extraño en la noche, algo diferente, algo que te hace flotar e hincha tu alma hasta que duele.
Miras a tu alrededor, buscando una señal que no aparece. Estás inquieto porque tienes la certeza de que algo maravilloso ocurrirá esta noche. A tu izquierda y a tu derecha, las pequeñas casitas blancas se elevan suavemente con aire tranquilo...¿qué está ocurriendo esa noche?

Al fin alzas la mirada y, apoyada en el alféizar de la pequeña ventana, la más cercana a la luna, se encuentra la criatura más hermosa que has visto en tu vida: la mirada, perdida, se dirige al vacío, como inquiriendo algo al infinito; sus ojos negros y sus sonrisa perfecta te hielan la sangre, te elevan y te dejan caer de nuevo; el cuello largo desciende hasta sus hombros, cubiertos parcialmente por unos cabellos de azabache; su piel compite con la Señora de Plata, y los ángeles suspiran a sus pies.

Ella misma se asemeja a un ángel, al más puro y elegante de todos. Sí, definitivamente es un ser celestial, de los que elevan los cánticos para que la Humanidad perviva.
La miras sin querer apartar la mirada de su sonrisa. Tu alma se ensancha y se encoge a la velocidad de la luz, el amor no tiene piedad de nadie...¡Oh, pobre mortal!
Quieres acercarte, llamar su atención. Esperas unos segundos para ver si se fija en ti...nada...¿Por qué no mira?
Quieres abrazarla, besarla, adorarla hasta que el tiempo consuma tus huesos; incluso entonces, todo habrá merecido la pena.

Finalmente decides levantarte. Los dulces aromas siguen envolviéndote, haciendo más duro lo que viene a continuación.
Cuando te has levantado, das el primer paso de vuelta a la fría casa donde te espera la soledad más amarga, donde los minutos son pequeñas eternidades que te devoran como a Prometeo.
Das unos pasos mirándola todavía, después te vuelves con una lágrima corriendo por tu mejilla como el riachuelo del valle...ella es tu ángel, el mismo al que nunca conocerás".

sábado, 14 de julio de 2012

El entierro de Julián Retama

A muerto tañen las campanas;
alguien hoy nos dejó.
Parece que fue Julián Retama,
el anciano enterrador.

De un pueblo de mala muerte
fue del camposanto señor.
Siempre fiel a su puesto,
Julián Retama el enterrador.

En los bares decía el muy tunante,
decía, como digo, el muy bribón,
que en su trabajo lo enterrarían
y va primero en la procesión.

Dicen de los grandes artistas
que han de morir en los escenarios.
Julián Retama descansa
bajo el márol de sus lápidas.

Detrás de él va un par de amigos
y de sus primos, el menor.
Lo sigue el pueblo en tropel
cómo lo entierran a ver.

Hoy es otro el que trabaja
y el protagonista es aún él.
Quien va dentro de la caja,
a medio pueblo enterró él.

Y entre flores y rosarios
balbucean las viejas del barrio
por Julián Retama una oración.
Por Julián Retama el enterrador.

¡Qué Dios lo tenga en su Gloria!
dice el cura a los presentes.
¡Yo no me quiero morir!
piensan allí mismo las gentes.


lunes, 9 de julio de 2012

Aliteraciones en el parque

A Xanath Caraza,
profesora, escritora, amiga.



Se habla mucho del parque
y casi nada del parqué,
porque para qué,
si es parte a parte,
aparte, aparte usted.

Ya nadie nada nada
en este estancado estanque.
¿Es tanque?
¡No! Ponga atención y no se atasque,
no se estanque ni se atranque,
que no es tanque sino estanque.
¿Y ya nadie nada nada?
Desnudo nadie nada
ya en el estanque.

Las hojas rojas caen
sobre la corriente del río
celeste espejo del cielo
azul de cirros jalonado.
Gentes y pájaros
se acercan jadeantes
a la corriente del río,
celeste espejo del cielo
azul de cimas jalonado.

Yo me voy...
se hace tarde
en el parque.