Tristes bajan los tres
sobrinos de don Simón.
Tristes traían las miradas,
y amarga era su canción.
Tres capas caídas eran
los sobrinos de don Simón.
Tres caídas largas eran,
como las tres de Nuestro Señor.
Y es que el pobre había muerto,
el pobre y bueno don Simón.
Y a ningún rufián dejaba herencia,
a ningún sobrino bribón.
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