
"Un hombre no es nada sin su sombrero. Eso es algo que se aprende en la escuela, desde muy pequeño.
Una vez conocí a un señor que lo había perdido todo en unas apuestas: la casa, la mujer, los hijos, el coche, el empleo, la gabardina, los zapatos, la corbata, la camisa, el chaleco de pana y el de raso, los órganos, y hasta la razón; pero conservaba el alma y la dignidad porque aun llevaba su sombrero. Y la gente le gritaba en la calle “oye, vas desnudo y vives solo en una plaza”, pero él contestaba orgulloso “sí, mas aun poseo un sombrero bajo el que vivir” y se iba sonriente.

Bueno, según dicen, aquel señor tan glotón fue enterrado esa misma tarde, pero consiguió en su postrer intento que su sombrero obtuviera una buena cantidad de dinero con la que pudo cubrir sus gastos hasta el día en que, de manera accidental, voló hasta un estanque donde, húmedo, fue maltratado hasta la muerte por unos patos algo bobos.

Un día llegó a mis oídos la historia de unos caballeros que habían decido compartir el único sombrero que poseían. Esa misma noche, el despistado complemento confundió las personalidades de tan gentiles señores y, desde entonces, no han vuelto a ser los mismos, y van por el mundo como autómatas.
Otro día, al caer la tarde, yo presté mi sombrero a alguien cuyo nombre me es doloroso recordar. No le transmití mi suerte, no le transmití mi pensamiento, no le transmití las noches plagadas de sueños felices, ni siquiera le transmití mis más tenebrosas pesadillas; no, sólo le transmití mi capacidad para olvidar el dolor…y debí hacerle mucho daño sin querer, porque desde entonces no se acuerda de mí.
Y es que un hombre no es nada sin su sombrero. Eso es algo que se aprende en la escuela, desde muy pequeño".
dices que ya lo vias publicado en otra ocasion pero me alegra que recapacitaras en volverlo a publicar , asi no me pierdo ninguna publicacion que son increibles . att: tu mxcnt
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